Jesús y otros escritores en la Biblia nos dicen que debemos ser perfectos como nuestro Padre celestial lo es. Si cremos que Dios no pide cosas que no se pueden cumplir, debemos asumir que es posible ser perfecto. De otra manera solo es un ideal al cual apuntar pero que se sabe de ante mano que nadie cumplirá. Una de las frases que todos hemos utilizado más de una vez, especialmente después de cometer un error, es “nadie es perfecto”. Es interesante como esta palabra tiene diferentes significados dependiendo del contexto en que la utilicemos. Si decimos “el carro está perfecto”, damos por entendido que el vehículo funciona correctamente y sin ningún problema. Sin embargo, si decimos “el carro es perfecto”, esto tiene que ver con el uso o la función que el vehículo va a desempeñar, y del gusto particular de alguien por un modelo en específico.

Cuando decimos nadie es perfecto, el significado que le estamos atribuyendo a la palabra es libre de errores o que no tiene fallas. Luego, cuando en la Biblia leemos que Dios quiere que seamos perfectos, automáticamente pensamos que se refiere a este significado.

Comencemos preguntándonos ¿qué significa ser perfecto para Dios?

¿Qué significa ser perfecto?

Perfección, de acuerdo a la Biblia, no tiene que ver con el significado que usualmente damos a esta palabra: nunca fallar, nunca equivocarnos, nunca cometer errores. Perfección literalmente significa estar completo, tener todas las partes. También significa terminar una tarea o añadir lo que hace falta para completar algo.

Por lógica para que algo pueda ser completado o perfeccionado, primero le debe faltar algo o estar incompleto. Si decimos que algo es perfecto, implicaría que ya no hay nada más por agregar o mejorar. La vida comienza, por lo tanto, en un estado de imperfección, donde nuestra tarea es caminar con Dios para poder presentarnos completos o perfeccionados.

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17

Vamos a estudiar algunos pasos que podemos poner en práctica para ser perfectos delante de Dios.

Amar a quien no nos ama

Porque si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa tendrán? ¿Acaso no hacen lo mismo los cobradores de impuestos? Por lo tanto, sean ustedes perfectos, como su Padre que está en los cielos es perfecto. Mateo 5:46, 48

Es fácil amar a quien nos ama. Pero lo que Dios nos pide es amar a los enemigos, bendecir a quienes nos maldicen, hacer bien a los que nos odian, y orar por aquellos que buscan dañarnos. Dicho de otra forma, nos pide desarrollar la capacidad de responder con bien al mal y de romper con los ciclos de negatividad. (Cómo romper con los círculos viciosos)

Ser perfecto es ponerse en los zapatos de otros, es decir, empatizar y lograr visualizar desde que plataforma actúa esa persona y poder responder en un nivel superior de entendimiento. Esto no significa que somos mejores que otros, simplemente que nuestra capacidad de amar ha sido perfeccionada y podemos ver la vida desde una perspectiva que nos permite responder con un bien el mal.

Confiar en Dios

Delante del Señor tu Dios debes ser perfecto, porque las naciones de las que vas a tomar posesión prestan oído a los agoreros y a los adivinos, pero a ti el Señor tu Dios no te permite hacer eso. Deuteronomio 18:13-14

Perfecto en el contexto de estos versos tiene que ver con confiar en Dios con todo el corazón. La intención es que caminemos y esperemos en él, sin querer averiguar por otros medios que es lo que nos trae el porvenir. Dios nos pide que estemos seguros que lo que sea que venga en el futuro será para nuestro bien y no busquemos paz y seguridad en otra fuente.

Ser perfecto es tener fe en Dios en medio de las situaciones adversas sabiendo que después de haberlas superados seremos personas más completas ya que tendremos un nivel mayor de confianza en El.

Ser una mejor versión de nosotros mismos

No es que ya lo haya alcanzado, ni que ya sea perfecto, sino que sigo adelante, por ver si logro alcanzar aquello para lo cual fui también alcanzado por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo alcanzado ya; pero una cosa sí hago: me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante; Filipenses 3:12-13

Ser perfecto es buscar constantemente dar una medida o un estándar. Por ejemplo, es ser una persona que constantemente buscar crecer y desarrollar sus cualidades al máximo, tanto a nivel laboral, mental, emocional y moral. A pesar que fallamos y cometemos errores, mantenemos la mirada hacia lo que viene, nos levantamos y tratamos una vez más de dar en el blanco  y completar la tarea que se nos ha asignado.

Muchas veces comentemos el error de compararnos con otros y dependiendo de con quien lo hacemos nos podemos sentir mejor o peor. El punto es que la perfección no es dar la medida de alguien más, es dar una medida en relación a nosotros mismos.

¿La medida no es Cristo? 

Si, pero es Cristo en nosotros. En otras palabras, es llegar a dar la medida máxima de acuerdo a lo que se requiere de nosotros y nos ha sido encomendado, así como Cristo dio la medida máxima de obediencia en relación a lo que se le
encomendó a él.

Aunque era Hijo, aprendió a obedecer mediante el sufrimiento; y una vez que alcanzó la perfección, llegó a ser el autor de la salvación eterna para todos los que le obedecen. Hebreos 5:8-9

A diferencia de la creencia popular que Jesús nació perfecto, lo que este verso nos esta diciendo es que las experiencias que enfrentó en su vida lo llevaron a alcanzar la perfección, es decir, a ser completo, maduro, y a terminar su obra.

Se perfecto

Para concluir podemos decir que todos pasaremos diferentes experiencias en la vida, enfrentaremos retos y problemas únicos, tendremos éxito y fracaso en áreas muy diversas, personas cercanas nos herirán y traicionaran, etc. Lo que Dios espera es que seamos perfectos. Es decir, crezcamos en amor, confiemos en El, aprendamos de estas  lecciones y procesos y seamos capaces de terminar cada etapa como una mejor versión de nosotros mismos.

¿Es posible ser perfectos? Entendiendo el significado que hemos planteado de esta palabra, podemos responder que si lo es.