Los días al revés

He leído muchas veces el libro de Génesis, pero no fue hasta hace un par de días que noté un detalle muy interesante en el relato de la creación. Los días se cuentan al revés, es decir, comenzando desde la tarde del día anterior.

Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día. Génesis 1:5

A simple vista esto parece no tener mucha importancia, pero si tomamos en cuenta que Genesis es un libro que describe patrones y diseños, hay una perspectiva espiritual en relación a la vida que no debemos pasar por alto.

¿Cómo contamos los días?

Se define un día como el periodo de 24 horas en que la tierra gira sobre su propio eje. Técnicamente el día comienza a la 12 am y termina a las 11:59 pm. De manera cotidiana medimos los días  comenzando por la mañana cuando hay luz y terminando por la noche cuando oscurece. Nuestra idea general es que el día comienza cuando sale el sol.

Lo interesante es que Génesis plantea que el día se cuenta a partir de cuando el sol se oculta y no cuando sale. Es decir, un día comienza al atardecer a la puesta del sol. En la narración de la semana de la creación cada día se cuenta partiendo de la tarde.

Hay un principio espiritual que podemos aprender de esta forma de medir los días y que debemos aplicar a nuestra manera de ver la vida.

El secreto del caos

Genesis es un libro de modelos o patrones. Por lo tanto, una semana no necesariamente se refiere a siete días literales, sino a un periodo en el que se desarrolla una labor o un evento desde su inicio hasta su final. De la misma manera, cada día representa una fase o etapa de todo lo que se debe completar.

El Jardín del Edén

Este modelo lo vemos aplicado en toda la Biblia como el número siete, y aparece describiendo periodos de días, semanas, años y también acciones particulares. Dios creo en siete días; Israel rodeo siete vueltas a un ciudad para poder vencerla;  un hombre se sumergió siete veces en un rio para ser sanado de una enfermedad.

La creación no fue un acto pacifico sino un conflicto o lucha para establecer la luz y el orden.

El número siete representa al espíritu, a la creación y al conflicto por existir y vencer. Dios pudo crear todo en un instante, sin embargo, describe que todo el proceso como siete días. Esta es una forma de dar a entender que crear requiere movimiento, acción y entrar en conflicto con el caos y la obscuridad hasta que todo se complete. El caos es como todo proceso creativo se ve en su inicio.

La tierra era una masa caótica y las tinieblas cubrían el abismo, mientras un viento impetuoso (el espíritu de Dios) sacudía la superficie de las aguas. Génesis 1:2

El inicio a ciegas

La oscuridad siempre ha simbolizado el caos, la ignorancia, la falta de luz, de conocimiento o sabiduría. Un día comienza cuando se pone el sol, en otras palabras, inicia cuando todo está en oscuridad.

Creo que hay dos formas en las que podemos entender esta idea. La primera es saber que cada día tiene una parte con luz y otra sin ella. En otras palabras, la vida tendrá momentos de sol, donde todo ira bien y nos sentiremos como que vamos a conquistar al mundo. Y de forma similar habrá momentos de oscuridad donde pensaremos que todo se viene abajo y no vale la pena seguir adelante.

La segunda es ver que los momentos de caos y oscuridad son solo el punto de inicio para llegar a la luz, es decir, a una meta, victoria o recompensa. Es ese momento donde todo parece estar en nuestra contra,  donde las posibilidades no están a nuestro favor. Donde nos tenemos que esforzar y luchar para poder vencer la adversidad.

De modo que Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta la salida del sol. Génesis 32:24

La oscuridad no es un lugar donde debemos quedarnos, sino un punto de partida donde por medio del conflicto o esfuerzo caminamos hacia la luz.  Los momentos de oscuridad deben ser vistos como las puertas para un nuevo amanecer, para un nuevo ciclo, un tiempo nuevo de bendición en nuestra vida.

El diseño del Creador

Vivimos en un mundo donde se nos ha enseñado que los malos momentos o dificultades son a causa de un castigo divino o que los fracasos son un indicador que nunca tendremos éxito.

Es claro que a ninguno de nosotros le gusta fracasar o pasar por crisis. Sin embargo, lo que Dios nos está diciendo desde la creación es que para que salga el sol se requiere un proceso donde primero se pasa por la oscuridad. En otras palabras, fracasar es solo parte del camino al éxito, pasar por dificultades pueden ser la antesala a los momentos de abundancia. Lo que puede parecer el final es solo el inicio de algo nuevo.

La creación fue el proceso de traer luz, orden y balance a lo creado, ya que el estado de la Tierra era de oscuridad, desorden y caos.

Así fueron acabados los cielos y la tierra y todas sus huestes. Y en el séptimo día completó Dios laobra que había hecho, y reposó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que Él había creado y hecho. Génesis 2:1-3

El séptimo día representa el fin del conflicto, cuando todo el trabajo o la lucha se ha completado,  puede salir el sol y podemos descansar. Es ese momento donde cosechamos el fruto de todo el esfuerzo y el arduo trabajo.

Esta es la razón por la que en ese día no hubiera tarde, ya que representa que la luz, el conocimiento, lo completo, y el orden se había establecido.