Una historia de deudas

Por eso, el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Mateo 18:23 

Jesús relató una historia que describe como opera el principio de perdonar. Había un hombre que tenía una deuda impagable con el rey. Este fue a rogarle para que le extendiera el plazo y la pudiera pagar. El rey sabiendo que para el siervo sería imposible hacerlo tuvo misericordia y le perdono toda la deuda.

Al mismo tiempo, este hombre tenía un amigo que le debía una cantidad muy pequeña. Su amigo también le pidió un poco más de tiempo para poder pagar la deuda. Sin embargo, el hombre no quiso esperar y llamo a las autoridades para que le obligaran a pagar. Cuando el rey se enteró de lo sucedido, llamo al hombre al que había perdonado y puso en secuencia exactamente las mismas acciones que este había puesto en contra de su amigo quien debía la cantidad menor. La historia termina con la frase, de la misma forma se hará con cada uno de nosotros si no perdonamos de corazón.

Todos en algún momento de la vida hemos pasado por situaciones donde nos han dañado, nos han ofendido, herido, abusado física y emocionalmente, o hemos sufrido algún tipo de injusticia.

Cuando nos encontramos en esa posición usualmente queremos ser compensados de acuerdo a lo que consideramos ha sido el nivel de daño que hemos recibido.

De esta forma, internamente asignamos responsables y una cantidad a pagar que usualmente traducimos como hacerlos pasar por el mismo dolor que yo pase. Es por esta  razón que la Biblia se refiere a las ofensas como deudas.

Las leyes de la realidad

Lo que llamamos o experimentamos como realidad es un sistema que está regido por principios o leyes que operan y ejercen influencia sobre todo lo existente. Jesús se refirió a este sistema como el reino de los cielos.

La ley de dar y recibir

Uno de los principios que encontramos a lo largo de toda la Biblia y que está relacionado con el perdón es el de la unidad o que somos un solo cuerpo. Todos como seres humanos estamos interconectados y las acciones que hacemos por o en contra de otros son realmente acciones que hacemos por o en contra de nosotros mismos. Jesús se identificó tanto a sí mismo en los demás que enseñó que hacer algo por otro era redireccionado hacia él mismo.

Y el Rey les responderá: “De cierto les digo que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos más pequeños, por mí lo hicieron.” Mateo 25:40

Hay un verso muy conocido donde podemos encontrar este mismo principio operando. Sin embargo, no hemos logrado capturar que lo que realmente nos está diciendo es que el sistema de la realidad opera redireccionando hacia mi propia vida las reglas que yo establezco para otros.

 

Así que, todo lo que quieran que la gente haga con ustedes, eso mismo hagan ustedes con ellos, porque en esto se resumen la ley y los profetas. Mateo 7:12 

Una prisión mental

Y muy enojado, el rey lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con ustedes, si no perdonan de todo corazón a sus hermanos. Mateo 18:34-35

Cuando la Biblia nos habla de un rey simplemente está haciendo una referencia a esa ley que opera en lo que conocemos como la realidad. Si yo no perdono a los demás sus ofensas, esto significa que estoy requiriendo un pago de parte del que me ofendió. Esto activa el principio que  requiere que nosotros también paguemos lo que debemos.

La prisión del relato realmente se refiere al estado de existencia que creamos alrededor de la auto justificación, el dolor y el resentimiento, donde nuestros pensamientos se convierten en una cárcel de la cual no podemos escapar y que constantemente nos hacen revivir cada evento doloroso.

De la misma forma los verdugos son todas las emociones y efectos tóxicos y negativos que atacan nuestro espíritu y la salud física. Lentamente van destruyendo nuestro potencial y nos hacen creer que somos víctimas que no han recibido justicia y por lo tanto tampoco merecemos nada bueno en la vida. ¿No es eso lo que muchas veces deseamos le ocurra a todos aquellos que creemos deben pagar por el mal que nos han hecho?

¿Cómo podía el hombre de la historia  pagar al rey la deuda si estaba en prisión siendo torturado? La respuesta es muy simple, todo lo que tenía que hacer era perdonar la deuda a su amigo.

¿Qué es perdonar?

Perdonar es cuando decidimos transcender a las personas y los eventos que nos lastimaron en lugar de buscar satisfacer nuestro propio concepto de justicia.

El perdón no está relacionado a las acciones o las personas que nos dañaron, sino con vencer el deseo del ego que pide retribución y que opera de acuerdo a la idea que tenemos de lo que debería ser justo.

Cuando perdonamos estamos iniciando un proceso de transformación interna y crecimiento espiritual, donde soltamos la ideas ilusorias que todo en la vida ocurre de acuerdo a nuestros conceptos del bien y el mal. Muchas personas se preguntan por qué les pasan ciertas cosas si ellos no le hacen mal a nadie. En otras palabras, la idea que tienen es que las cosas malas solo le deberían ocurrir a los que hacen el mal, y claro, la vida nos demuestra lo contrario.

Perdonar no significa restar importancia a lo que nos ha ocurrido, sino mas bien, que hemos decidido dejar atrás los traumas que nos han mantenido anclados en un momento particular en el tiempo y no nos permiten vivir a plenitud en el presente.

¿Por qué nos cuesta perdonar?

Una de las razones por las que no perdonamos con facilidad es que no nos queremos exponer a ser heridos nuevamente. Pensamos que perdonar rápidamente nos pone en una posición en la que se nos puede dañar de nuevo sin esperar resultados negativos. Otra razón es que el concepto que tenemos de nosotros mismos es tan desproporcionado que creemos ser intocables y todo el que se atreve a ofendernos debe sufrir las consecuencias.

Muchas veces lo que no valoramos es que mantener una cuenta pendiente tiene un costo mucho mayor que el que tendría saldarla. Es decir, una herida sin sanar tiene consecuencias negativas a nivel  emocional, espiritual y físico. Esta es una de las razones por las que muchos padecen enfermedades que no tienen una causa aparente.

 

Iniciando el proceso

Perdonar puede ser muy difícil. Razón por la cual primero debemos pedir que la gracia del Creador nos asista. Segundo, debemos dejar de escuchar las voces del ego que constantemente nos dice que los responsables deben pagar por lo que nos han hecho y que la justicia y Dios deben actuar de acuerdo a mis expectativas. Tercero, debemos reconocer que la ley de Dios esta mucho más allá de nuestra lógica y razonamiento y que hay muchas más variables operando que solo las dos personas involucradas en lo sucedido. Por último, estar conscientes que toda acto contra los que considero responsables son realmente actos en contra de mí mismo.

Iniciemos el proceso de transformación y crecimiento espiritual perdonando a los que aun consideramos tienen una deuda pendiente con nosotros. Liberemos nuestra vida de toda prisión en donde nosotros mismos nos hemos colocado y aprendamos a vivir en libertad.