Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, que aman orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. De cierto les digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará. Y al orar, no usen vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que serán oídos por su palabrería. Por tanto, no se hagan semejantes a ellos, porque el Padre de ustedes sabe de qué cosas tienen necesidad antes que ustedes le pidan. Mateo 6:5-8
¿Qué entendemos por oración?
Oración es el nombre que le damos a la forma en que nos comunicamos con Dios. Ya sabemos que una buena comunicación es fundamental para desarrollar cualquier tipo de relación, des esta forma, la oración es de suma importancia para poder desarrollar una buena relación con Dios.
La oración entonces no es un acto religioso, es simplemente un dialogo, una conversación, una forma de conectarnos e interactuar con el creador de la vida misma.
Más que palabras
Estamos acostumbrados a pensar que las palabras son el único medio para comunicarnos. Sin embargo, con mucha frecuencia estas se pueden mal interpretar, pueden tener un significado diferente para quien las dice que para quien las escucha, están limitadas al nivel de educación o al conocimiento particular de un idioma.
Hay varios elementos que están presentes a la hora de comunicar un mensaje como por ejemplo las acciones, actitudes, el lenguaje corporal, las motivaciones e intenciones, y aun el tono de la voz juegan un papel de suma importancia. De esta manera, la oración no puede estar limitada a solo palabras.
Todos los ingredientes
Es tradición creer que Dios entiende todos los idiomas, pero más que entender un idioma o el significado de las palabras, Dios escucha sumando cada elemento como un todo. Nuestras palabras, más las intenciones y motivaciones detrás de ellas, más las acciones diarias, más las actitudes, constituyen nuestra oración. Lo que usualmente entendemos por oración es solo la parte donde ponemos en forma oral todos los elementos.
Cuando Jesús habla sobre la oración, todos estos componentes los usa como un lente por medio del cual evaluar la forma en que oramos y concluye que se puede llegar a caer en cualquiera de dos categorías: los hipócritas o los habladores.
Los hipócritas
Una vez leí un artículo que trataba de como ciertos actores de cine no se hablan entre ellos fuera de escenas y en algunos casos ni siquiera soportan estar cerca por considerarse desagradables. Es difícil creer eso después de ver que en las películas son buenos amigos, o parecen parejas muy enamoradas o son un grupo de personajes con química perfecta. Claro son buenos actores y el papel
que desarrollan no necesariamente refleja su vida real.
Los actores en el tiempo de Jesús se llamaban hipócritas. Esta palabra hoy tiene significado negativo, pero para la época simplemente era alguien que actuaba en el escenario y desarrollaba un personaje.
Esta es la idea detrás de las palabras, no sean como los hipócritas. No ores como alguien que solo está siguiendo un guion pero su vida real no tiene nada que ver con lo que está diciendo. Al final el público te aplaude pero esa será toda tu recompensa.
Para orar muchos utilizaban un libro de oraciones que servia como guía para ayudar a los que no tenían la más mínima idea de cómo hacerlo. Con el tiempo muchos las memorizaban y luego se esmeraban en hacerlas de la forma más llamativa y vistosa con la finalidad de recibir reconocimiento.
Si oramos en esta categoría la respuesta o recompensa a nuestra oración será el halago de parte de otros.
Los habladores
Este es el tipo de personas que parlotean y tratan de adular a Dios. Se imaginan que si hablan lo suficiente y usan buenos argumentos van a convencer o persuadirlo que haga o les de lo que piden.
Una oración larga es mejor, ¿o no? Dijimos que la oración es una conversación con Dios. Entonces como con toda persona, esta se desarrolla en la medida la relación avanza. Dios no quiere buenos vendedores que intenten convencerlo. Como cada uno de nosotros, Él simplemente desea algo genuino y real. Esto no significa que no podamos pedirle cosas, únicamente que no debería ser el punto principal de la relación. No hay necesidad de convencerlo, Él ya sabe de lo que tengo necesidad.
Lo que Jesús dijo con relación a ellos es sorprendente: creen que serán escuchados… esto significa que Dios no pone atención a este tipo de oraciones.
Para Dios todos los elementos que mencionamos antes son más importante que las palabras literales que usas o como las dices. Tu vocabulario puede ser limitado o tus oraciones cortas, lo más importante es el origen de las palabras.
Orando en secreto
Podemos pensar que la instrucción era orar en un lugar escondido donde nadie nos pueda ver y así evitar buscar reconocimiento. Si, se puede interpretar en ese nivel. Pero creo que hay algo aún más profundo en esta enseñanza.
La palabra cuarto que Jesús usó no es cualquier cuarto. Se refería a un lugar que se construye especialmente para guardar cosas valiosas, por lo tanto tenía que estar en una ubicación privada o secreta. La intención es que la oración debe provenir del lugar más secreto y privado de nuestro ser,
el lugar que guarda la vida, el corazón.
En el corazón están los motivos e intenciones, la razón real detrás de las acciones y actitudes y de su abundancia salen las palabras. El Padre ve el secreto, ve el corazón. Entendiendo esto debemos preocuparnos mucho más por el estado de nuestro corazón que por las palabras que usamos para orar.